""Shhhh", dijo. "Estoy durmiendo".
Así como así. De cien kilómetros por hora a dormir en un nanosegundo.
Me moría de ganas de acostarme a su lado, para envolver mis brazos alrededor de ella y dormir. No para coger, como en esas películas. Ni siquiera para tener sexo. Solo dormir juntos, en el sentido más inocente de la frase. Pero me faltó el coraje y ella tenía novio y yo era torpe y ella era preciosa y yo era irremediablemente aburrido y ella era infinitamente fascinante. Así que regresé a mi habitación y me desplomé en la cama de abajo, pensando que si la gente fuera lluvia, yo era una llovizna y ella un huracán."
- John Green.
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